Por:
Kala Ruiz
Hoy me levanté por la mañana, con una
sensación plácida por existir, es domingo, no hay que correr ni levantarse
temprano. El viento canta y sopla afuera, ante el paisaje que el amplio
ventanal me regala. El sol, ha vuelto a salir, se alejaron los huracanes y
tormentas tropicales, así como los problemas que vienen y van sin entretejer
romance con ellos; los dejo pasar como el Otoño, cuando caen las hojas y el
viento los lleva a nuevos destinos, para trenzar nuevos sueños para ser
soñados.
Hoy siento placer sólo por el hecho de
estar viva, despierta, anhelante de fundirme con la divina inteligencia que
algunos, llaman Dios. Uno mi Chispa a la Chispa Primigenia y desde ahí……. Todo
se puede.
Tantos estudios, tantas búsquedas,
religiones y filosofías, para al fin enterarme que el viaje es por dentro de mi
ser y entrañas. Mi Internet directo con Dios, o con la fuerza de vida prístina,
es….. lo que mi alma ansía con fragancia, sensualidad y brisa.
El Sol me atraía este domingo por la
mañana, y no resistí las ganas de salir y recorrer mi amada colonia Condesa. Cada
vez me gusta más, sus parques, calles, su arquitectura exquisita, tan
maravilloso atravesar con mis pasos ligeros sus recovecos que estimulan mis
sentidos.
Esta sensación de totalidad, de no
necesitar nada porque eres basto como el aire, TE VUELVES UNO CON EL AIRE….. y
las limitaciones y paredes se vuelven alas y portales, canales y mundos. PISO
LA TIERRA, y me hace sentir profunda y segura, como la hierba entre el asfalto
roto que resurge por la cuarteadura, proclamando la Naturaleza toda. ENTRO AL
MAR, y me instala en la acuosa magnitud de la madre, siempre nutritiva e
incluyente, festiva y grandiosa. MI HERMANO FUEGO, que nunca miente, me acaricia con sus llamas y me
revela todos los secretos ancestrales, de aquellas almas y tribus, que una vez
se reunieron frente al fuego, fumando la pipa de la paz, con los oídos y
sentidos abiertos, para recibir la enseñanza magnánima de la madre tierra y la
naturaleza toda.
Me integro, desde la médula, desde la Porción
de mí más pequeña, desde el núcleo de la célula, a esa fuerza de vida que
evoluciona por puro amor y consecuencia lógica de su biología bendita, pródiga
y exuberante, diversa y plural. Volviéndose cada vez más sofisticadamente
sencilla, regresando una vez más, ciclo tras ciclo, era tras era, cerniendo la
paja del trigo, con la promesa de una nueva humanidad que nace, cuando la
pituitaria receptiva, capta, todo lo que es, fue y será…………….
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